RETIRO PÚBLICO
INFRAESTRUCTURAS
MATERIALES: MODOS DE USO.
texto por Ariel Jacubovich
RETIRO
Retiro es un
barrio de Buenos Aires en el que conviven yuxtapuestas múltiples entidades
urbanas con un rango enorme en las diferentes escalas de su despliegue territorial
y en las variadas maneras de implementar formas de ocupación. A diferencia de
la mayoría del resto de la ciudad no posee un tejido urbano característico o
preponderante, sino que está compuesto por un collage de tejidos diferenciados
atravesados por grandes infraestructuras de transporte. Podríamos enumerar: la
cuadricula edificada, la sucesión de parques, las grandes estaciones de
ferrocarriles y de micros larga distancia con sus playas de maniobras y
conexiones viales, la zona de edificios gubernamentales, la villa 31, el
puerto, catalinas norte con sus torres de oficinas, etc. Históricamente fue un
importante punto a nivel metropolitano de llegada de inmigración, primero a
través del puerto y con el hotel de inmigrantes como puerta de entada a la
ciudad y al país para la inmigración extranjera y luego desde las estaciones
ferroviarias y de buses para los que llegaban del interior o de países
limítrofes. Esta situación fue en parte el iniciador y sostén de la formación y
crecimiento de la villa 31 (Barrio Padre Mujica) la más antigua de la ciudad y
una de las más pobladas. Entre ésta y el puerto nuevo (antepuerto) sobre los
terrenos de relleno que se realizaron para su construcción se extiende la única
zona de edificios públicos de perímetro exento de la ciudad.
Esta
yuxtaposición de elementos heterogéneos, que logran convivir, aparentemente
gracias a la extensión de zonas públicas más o menos formalizadas por medio de
una compleja articulación entre iniciativas individuales y colectivas, privadas
y estatales, legales e ilegales; despliega controversiales formas urbanas que
abarcan desde la innovación al conflicto.
Sin embargo, esta descripción de lo
excepcional que tiene la configuración del barrio con sus diferentes zonas no
nos aporta demasiada precisión si queremos observar la manera específica en que
se da esa articulación de actores que terminan sosteniendo una forma particular
y local de lo público. Para poder realizar un trabajo preciso de descripción y
representación, basado en una observación activa de dichas relaciones, es
necesario el retiro de la aproximación a lo urbano que desde los instrumentos
propios de la modernidad se sigue implementando: enfocando desde las
diferencias de dominios (arquitectura, ciencia, derecho, urbanismo, economía,
política, etc.), escaneando áreas (zonas, barrios, distritos, zonificaciones,
encuadres, etc.), enmarcando en temáticas diferenciadas (inmigración, flujos,
medio ambiente, densidad, usos, etc.) o abordando lo urbano desde experticias
operativas (transporte, zonificación, normativa, espacios verdes,
planificación, etc.). Necesitamos aproximarnos con otras herramientas, unas que
enfoquen en las relaciones y los vínculos de los elementos de diferente clase,
y que permitan representar la manera en la que se hibridizan y trabajan juntos.
Para ello pasaríamos a considerar las fronteras no como límites sino como
lugares donde se intensifican los intercambios, los saltos no como cambios de
clase, sino como umbrales, pasajes en el devenir de las cosas. Los vínculos no
solo como conexiones sino como formas específicas de organización de los
materiales. Los materiales no como objetos autónomos, sino como nodos donde se
cruzan las relaciones. Las configuraciones urbanas no como objetos ensamblados
sino como procesos desempeñados por ciertas redes o ecologías urbanas.
La descripción
de redes, como herramientas que enfocan en las continuidades de los vínculos
sin importar que lo que está conectando sea heterogéneo, nos permite, luego de
componer los elementos que la conforman, visibilizar cómo circula lo que es
continuo, qué forma tiene y qué capacidades desarrolla: cómo se articula lo
público a través de asociaciones heterogéneas.
PÚBLICO
Podríamos
hablar de esferas públicas, de la opinión pública, del público en general, o
hasta de lo público, pero como arquitectos nos alcanza con concentrarnos en el
espacio público, concepto para el cual, por lo menos en estas latitudes, no
existe un consenso generalizado (4); o más aun, que se mantiene
en disputa. Si quisiéramos hacer un listado un tanto maniqueo de los múltiples
actores urbanos que participan en esta disputa de un lado pondríamos los
ministerios de espacio púbico, los planificadores urbanos, las sociedades de
arquitectos con sus proyectos concursados, agentes de tránsito, carteles de no
pisar el césped, juegos de plaza para niños, máquinas de ejercicio para
adultos, las cebras de pintura blanca sobre el asfalto entre otras señales de
tránsito, etc. Del otro lado aparecen las manifestaciones y piquetes, los
manteros y puestos callejeros, los homeless en las plazas, las
ocupaciones de parques y espacios vacantes con viviendas precarias, los
trapitos, los grafitis y afiches sobre fachadas con publicidad partidarias,
estaciones de servicio y locutorios como lugares de encuentro, adolescentes
reunidos tomando cerveza en los juegos de plaza para niños, etc. Esta división
podría ser efectiva para describir un cierto estado actual de nuestras ciudades
si realmente existiera un consenso y su contraparte o si se pudiera describir
en dos grupos purificados la utilización y ocupación del espacio público.
También si recurriéramos a los clásicos y modernos pares antagónicos como
legal-ilegal, de hecho-de derecho, estatal-privado, global-local y ni siquiera
a los tan actuales Bottom-up / top-down o formal-informal. Sin embargo estos
pares dicotómicos se desvanecen a la hora de analizar claros híbridos como la
construcción de plazas por parte de los sectores populares en los barrios
precarios (5) o las oficinas para la obtención del documento
nacional ubicadas dentro de los shoppings de la ciudad. La descripción anterior
también se difumina al ver a un agente de tránsito cortando la calle para la
realización de un piquete o al ministerio de espacio público enrejando las
plazas, o a los manteros defendiendo su derecho al trabajo o a las ocupaciones
reivindicando el derecho a la vivienda y a la ciudad. En todo caso el espacio
público que está en disputa es el que discurre en la relación e imbricación de
estas fuerzas en principio antagónicas pero que sin embargo se entrelazan todo
el tiempo. Esta colaboración entre actores urbanos, infraestructuras, formas de
ocupación, normativas y derechos es la que habría que rastrear para describir
con cierta precisión cuales son los modos en los que se produce el espacio
público actual y hacia donde podría devenir en un hipotético escenario de
transformación. Describir las relaciones estables o en formación de las
múltiples entidades que participan de lo público implica empezar por observar
de manera precisa cuáles son las articulaciones entre elementos sin duda
heterogéneos que sin embargo trabajan juntos (colaborativamente o no) en la
construcción del espacio público.
INFRAESTRUCTURAS
Esta
complejidad de entidades relacionadas que nos presenta la ciudad está
sustentada por infraestructuras materiales que se despliegan en el territorio y
que son el soporte tanto de las actividades que se desarrollan como de los
comportamientos que se perfilan. Las infraestructuras son conformaciones de la
materia precisas e indeterminadas, que habilitan la flexibilidad de usos a la
vez que determinan las posibilidades de acción. Son estructuras con capacidades
para el desarrollo de la vida comunitaria y colectiva que implica lo urbano y
por lo tanto que participan políticamente del funcionamiento de las sociedades.
Las infraestructuras se nutren de los flujos pero pueden habilitar el
surgimiento de lugares. Son organizaciones técnicas performáticas cambiantes
con el tiempo (6) y que van estableciendo diferentes
grados de relación con la ciudad (como resolución de problemáticas a futuro e
innovación técnica, como reaprovechamiento de lo existente y sus posibilidades
de cambio luego, y como testimonio histórico y paisaje de ruinas finalmente).
Este despliegue en el territorio termina estriando una nueva geografía, la
cantidad de energía que requieren las ciudades a nivel planetario para
mantenerse y seguir creciendo es en la actualidad equivalente a los procesos
geológicos, los especialistas ya empiezan a describir este periodo de la tierra
posterior al holoceno como Antropoceno.
Pero las
infraestructuras nunca están solas, forman parte de grupos conformados por
humanos y entidades no materiales que participan habitualmente como actores
urbanos con capacidad de transformación (no es lo mismo un grupo de personas
reclamando por derechos con o sin celulares y redes sociales, como no es lo
mismo una institución con un edificio donde albergar sus actividades que sin
él; y superada esta obviedad luego lo que nos interesa especialmente es poder
describir-proyectar las cualidades específicas y sus implicancias de estas
relaciones materiales). Tampoco importa el tamaño que tengan las
infraestructuras sino la escala de afectación, y esta estará ligada
directamente a qué vinculación establece con la red que la integra (pensemos
por un momento en un cartel de señalización del nombre y altura de calle, es un
elemento muy pequeño que sin embargo forma parte de una red muy poderosa,
consensuada, y que requiere enormes despliegues socio-técnicos para su
mantenimiento: oficinas gubernamentales, mapas callejeros, legisladores y
próceres, turistas perdidos, identificación de los vecinos, y sus cualidades
materiales por supuesto…, y estados de excepción: en la villa no existen). Son
las huellas de sus cualidades materiales las que permiten rastrear sus vínculos
con otras entidades y con las redes urbanas en las que participa, y es su
observación y descripción la que posibilita imaginar sus capacidades de
transformación, como proyecto-proceso, de un determinado escenario.
MATERIALES
Pero si bien
como arquitectos podemos aproximarnos a lo urbano describiendo las heterogéneas
redes existentes y cómo se organizan, es a través de los instrumentos propios
de la disciplina y por medio de los materiales que construimos como
representaciones y documentos que logramos cualificar un escenario de
transformación. Los materiales encontrados no operan directamente sino por
medio de sus traducciones(7): son los dibujos, notaciones, imágenes construidas, mapas, diagramas
que al volver inteligible ciertas cualidades o relaciones permiten visibilizar
su evolución. Estos documentos son los que pasan a ser los materiales de
trabajo, que cuanto mayor sea la precisión que guardan con lo que están
describiendo más potentes serán las capacidades proyectuales que impulsen una
transformación.
MODOS
Y esta
precisión se da no solo en la observación, sino especialmente en cómo mantener
ciertas cualidades a lo largo del proceso de traducción. Esta traducción, que
los arquitectos llamamos construcción o proceso proyectual, requiere de la
implementación de procedimientos que nos permitan operar sobre el material, de
protocolos que nos organicen las diferentes etapas de experimentación y
comprobación, de instructivos que vuelvan el proceso mismo un sistema
infraestructural que nos dé como resultado múltiples partidas de un mismo juego
(variaciones, series, posibilidades, especulaciones contrafactuales, etc.).
Amalgamando las estrategias con las tácticas, al construir los documentos innovando
con formas de representación no convencionales, desarrolladas en muchos casos
ad hoc, para imbricar aún más lo que se está representando con la manera de
hacerlo.
Estas formas de
operar que podríamos llamar modos (8) nos permiten pensar
al proyecto ya no como un proceso lineal que articula de manera verosímil una
situación existente con una posible, sino como una herramienta para la
descripción y hasta para la conformación de escenarios de transformación donde
las incertidumbres y las controversias funcionen como motor más que como
obstáculo.
USO
Devenidas de
este modo en herramientas, a las controversias podemos considerarlas
constricciones (9) (en el sentido de un límite que
potencia posibilidades inesperadas), que motorizan proyectos de transformación
basados en el mapeo de escenarios urbanos. Si tuviéramos que ponerle un nombre
podría ser “Modos de uso: instrucciones para operar a partir de controversias”.
Pero preferimos seguir llamándolos “proyectos”. Aunque en este contexto ya no
funcionan como un dispositivo para la resolución de problemas sino como
instrumentos de gestión de las incertidumbres, en escenarios que funcionan como
verdaderas ecologías urbanas complejas donde no domina un actor preponderante
ya que su estabilidad depende de las múltiples interacciones entre sus
componentes.
Y la ciudad,
así traducida en registros, representaciones, notaciones abstractas,
figuraciones analógicas, mapeos y objetos de consenso…, es para ser usada (10).
(1) dominios: investigaciones sobre los modos de
existencia.
(2) Latour- Redes: teoría del actor-red,
(3) ecología: Mike Davis, Ciudades muertas
(4) Manuel Delgado- el espacio público como
ideología
(5) ver Saskia Sassen - Articulaciones ocultas entre la
ciudad global y la villa global. Sassen conecta el espacio de marginación de
las villas con la economía urbana, como un nuevo espacio vacante en las
ciudades y como una forma de posicionarse globalmente. “Junto con las ciudades
globales, podemos observar la emergencia de la villa global. La mayoría de las
villas no son globales, así como tampoco lo son la mayoría de las ciudades.
Pero algunas villas se están posicionando a sí mismas como actores en los
escenarios globales, muchas veces con tácticas políticas diferentes y a través
de una suerte de toma de conciencia. Por ejemplo, los recolectores de basura en
esas villas se describen a sí mismos como emprendedores ecológicos…
En ciudades con desigualdades extremas, en las que las
economías de avanzada capturan una parte desproporcionada de ingresos y
ganancias, crecientes componentes de la manufactura urbana se desplazan a las
áreas de las villas. La emergencia de estas industrias alternativas abre un
nuevo terreno urbano, al que veo como parte de nuestra modernidad global.”
(6) Stan Allen en “Urbanismo infraestructural” citando al
final a Alison Smithson: “A diferencia de otros modelos (por ejemplo,
normativas urbanísticas o normas tipológicas), que tienden a esquematizar y a
regular la forma arquitectónica y funcionan mediante la prohibición, los
límites del proyecto arquitectónico en complejos infraestructurales son
técnicos e instrumentales. En el urbanismo infraestructural, la forma importa,
pero importa más por lo que pueda hacer que por su aspecto. “Ha llegado el
momento de aproximarse urbanísticamente a la arquitectura y arquitectónicamente
al urbanismo”.”
(7) Ver píldoras
de arquitectura vol. 3, Ariel Jacubovich, “Re-ciclo los materiales de trabajo
como objetos de consenso” En: http://www.archipills.com/arielvol3.html
“¿Cuáles son los materiales de trabajo dentro de un
proyecto de arquitectura? ¿Cómo se configuran? ¿Cómo se produce el pasaje de
uno a otro? ¿Existe un material inicial, externo, encontrado o preexistente a
partir del cual se desarrollan los otros? ¿Cómo se mantienen las cualidades a
lo largo de la metamorfosis de material preexistente a proyecto con capacidades
de transformación? …
…Al final de esos procesos de laboratorio, gran parte de
las cualidades iniciales se perdieron, sin embargo resultó interesante ver que
algunas sí permanecieron, transformadas. El reconocimiento de que existe una
continuidad entre el material de base y el proyecto da cuenta de la
persistencia de las significaciones latentes en el inicio, pero que no se dan
en el plano de las ideas o de las voluntades discursivas, sino en el de las
capacidades concretas que tienen los objetos para sostener articulaciones
estables entre una multiplicidad de actores con intereses diversos. Se trata de
una estabilidad que permite construir consensos provisorios que movilizan la
construcción de un proyecto común. Es cuando los objetos participan activamente
en producir acuerdos, y es ahí donde los arquitectos poseemos herramientas con
enormes capacidades políticas al configurar los materiales de trabajo como
objetos de consenso.”
(8) Latour-Investigación sobre los modos de existencia /
John berger-Modos de ver
(9) Perec-la vida: instrucciones de uso
(10) es lo que descubren Enric Miralles con Eva Prat en
“Cómo acotar un croissant”, Revista El Croquis 49/50, 1991. “…Al medirlo, las
cotas devuelven las transparencias a esta forma, con todas sus cualidades
negativas: incolora, inodora y sin sabor. Y un croissant, la media luna en
Argentina, es para ser comido.”